|
Ministerio de Diaconizas |
Bendiciones, mi nombre es Ana Arteaga, conocí a Dios en el mes de Junio del 2007. Cuando vine a los pies de Cristo Jesús, fueron por problemas de mi matrimonio. Ya habíamos pasado por dos separaciones. Nuestras vidas ya no tenían sentido, buscábamos ayuda, pero la buscamos erróneamente, en los brujos y hechiceros. No había salvación, los problemas cada día eran más grandes. Hasta que busque a Dios, El transformo mi vida y cambio mi lamento en gozo. Ahora soy feliz porque tengo a Jesucristo en mi corazón. Mi esposo y mis hijos también buscan a Dios con todo su corazón y estamos bendecidos gracias a Dios. Sirviéndole a Dios como diaconiza ha sido una gran bendición para mi vida. Amén. |
Dios les bendiga mi nombre es Esmeralda Moran. Yo llegue al Señor en Diciembre del 2009 lo acepte en mi corazón. Poco tiempo después el Señor cambio mi vida me quito la benda de los ojos. Yo vivía en adulterio con un hombre casado, por 11 años fui una mujer engañada le doy gracias a mi Jesus porque el me saco del fango donde estaba. Bendito sea mi Señor. Yo estaba llendo derecho al infierno por la vida que llevaba. Le doy toda la honra y la gloria a mi Jesucristo por rescatarme. Y hoy en dia le estoy sirviendo a mi Señor, si el cambio mi vida también puede cambiar la de ustedes. La decisión es suya, no tienen nada que perder y mucho que ganar. QUE EL SENOR ME LOS BENDIGA. |
Dios le bendiga, mi nombre es Ignacia Arzola fue en Junio del año 1996, cuando me hablaron del Evangelio de Cristo. Recibí la invitación de conocer la Palabra de Dios y acepte a Cristo como mi Salvador. En ese entonces, yo pasaba una situación difícil en mi matrimonio, pero Cristo no solo restauró mi matrimonio pero cambio la vida de mi esposo y la mía. Hoy en día, para gloria y honra a Dios, mi esposo es un predicador y los dos le servimos a Dios. Hemos permanecido en el lugar donde Dios nos puso, día con día aprendemos más de Su Palabra. Le invitamos a que siga sintonizándonos en la televisión, radio y esta página web. Que la paz de Cristo sea con todos y cada uno de vosotros. Bendiciones. |
Hola, mi nombre es Mary Oseguera. Hace cuatro años le entregue mi vida al Señor Jesucristo. Desde el primer día que inicie a congregarme en la Iglesia Betesda, recibí al Espíritu Santo. No sé cómo ni cuándo, pero El cambió mi vida, sentía muchas ganas de volver a regresar a los servicios. En el principio no entendía, pero ahora sí, el Señor tenía su tiempo para mí porque yo antes había ido a otra iglesia pero no me sentí a gusto y me fui sin regresar. Ahora le doy gracias a Dios porque me encontró cuando más lo necesitaba. Le doy toda la honra, gloria y alabanza a mi Señor y a mi hermana Yesi que siempre me insistía que fuera a la iglesia con ella. Yo tenía muchos problemas en mi vida, y mucho dolor desde que tengo uso de razón. Sufrí tanto, mis recuerdos de tristeza, maltrato, soledad, angustia, pobreza, y falta de cariño. Mi mamá falleció cuando yo tenía cinco años de edad y desde entonces empezó mi calvario. Yo le pedía a las imágenes, al Cristo muerto que está en la cruz, a la virgen María, y a los santos, pero ninguno me pudo ayudar. Pues ellos no me escuchaban porque no miran, no oyen, no caminan, no están vivos, son estatuas que no nos pueden ayudar. Si acaso algunas imágenes de estas han hechos “milagros” no son ellas pero malos espíritus que quieren quitarle la vista del Dios Vivo. Le doy gracias a mi Señor porque cambio mi vida, cambio mi carácter, y sin darme cuenta, me quito todo el dolor de mi corazón. Gracias a mi Señor por haberme amado primero, ahora soy verdaderamente feliz. Lo único que puedo decir es que cuando ponemos nuestras vidas en las manos de Dios, es lo más maravilloso que podemos vivir en esta vida. Quite toda duda de su corazón y entréguele su corazón y alma al Señor de Señores. Cuando El venga, no viene por religiones, sino por corazones humildes y contritos que busquen al Señor. Mi Señor derrota todos sus enemigos de su camino, rompe las cadenas del pecado y maldición, Sus promesas y mi fé me sostienen. Confia y cree en el, el pelea tu batalla! |
Dios le bendiga, mi nombre es Reina Díaz.
En Diciembre 24, 2000, yo me encontraba en una situación deprimente a causa de los problemas que estaba pasando con mi hijo. Desafortunadamente, mi hijo consumía drogas y la preocupación me enfermo a tal grado que tenía que tomar medicamento.
Gracias a mi Señor Jesucristo, le entregue mi vida y desde ese momento todo empezó a cambiar. El Señor restauro mi vida y a mi familia, deje de tomar el medicamento y encontré la verdadera felicidad en Dios.
Al pasar el tiempo, el Señor me ha permitido servirle en diversos ministerios, uno de ellos es ser líder de Diaconisas en Betesda en California. Le sirvo a mi Señor con todo mi corazón, agradeciéndole todo lo que hace por mí. Cristo no solo te ama pero también puede usar una situación desagradable y cambiarla para bien.
Sigue sintonizando esta página web. Bendiciones! |
Hola, mi nombre es Silvia Rosas. Confesé a nuestro Señor Jesucristo en Houston, Texas el día 21 de Marzo del 2000. A partir de ese día mi vida comenzó a ser transformada, mi familia restaurada y mis oraciones contestadas. Después de algunos meses de congregarme en esta Iglesia, mi pastor Héctor X. Hernández y la Iglesia Betesda en California, me han dado la oportunidad y el privilegio de servir a nuestro Señor Jesucristo. Desde ese día yo supe que mi vida tenía un propósito y un llamado especial. Pacientemente he esperado que ese llamado se cumpla, pues estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hallan. El propósito de mi vida, es darle siempre la honra y gloria al que murió por mí, y no escatimo su propia vida por amor, Cristo Jesús. El es el centro de mi vida, desde el día que le confesé como mi Señor, ha sido fiel a Su Palabra y me ha sostenido de Su mano. Ha curado mis heridas y ha llenado mi vida con Su misericordia y Su amor.
Los cristianos somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amo! Por lo cual estoy segura de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor Nuestro. Así de grande es mi fe y mi confianza en El, que pago un precio de sangre por nosotros. Si ya lo conoces, te invito a que le adoremos y le sirvamos con todo el corazón. Si aun no lo conoces, te presento El camino, la verdad y la vida, Cristo Jesús. |
|